El laberinto de la burocracia
por Gustavo Gabriel Otero
Buenos Aires, 03/05/2022. Teatro Colón. Gian Carlo Menotti: The Consul. Ópera en 3 actos, libreto de Gian Carlo Menotti. Rubén Szuchmacher, dirección escénica. Jorge Ferrari, escenografía y vestuario. Marina Svartzman, coreografía. Lautaro Vilo, dramaturgia. Gonzalo Córdova, iluminación. Carla Filipcic Holm (Magda Sorel), Leonardo Neiva (John Sorel), Virginia Correa Dupuy (La Madre), Adriana Mastrángelo (la secretaria del consulado), Héctor Guedes (el agente de la policía secreta), Alejandro Spies (Mr. Kofner), Marisú Pavón (mujer extranjera), Marina Silva (Anna Gómez), Rocío Arbizu (Vera Boronel), Pablo Urban (Nika Magadoff), Sebastián Sorarrain (Assan). Orquesta Estable del Teatro Colón. Dirección Musical: Justin Brown.
A pesar del tiempo transcurrido y que el contexto mundial de la época de la composición y de su estreno -plena guerra fría- haya cambiado por completo; The Consul (El Cónsul) la ópera de Gian Carlo Menotti sigue reflejando realidades muy cercanas y tocantes.
Sin grandilocuencias innecesarias y sin recurrir a elementos que distraigan de la acción Rubén Szuchmacher planteó una puesta en escena natural, coherente y de perfecta teatralidad que reflejó adecuadamente la opresión y la zozobra vivida por los personajes frente el abuso de poder y la burocracia.
La monumental escenografía de Jorge Ferrari plantea los dos escenarios previstos por el autor: la casa de los Sorel y la sala de espera del Consulado. Abundan los colores grises, con algo de blanco y de negro. La estructura permite ver la calle donde merodean los agentes secretos y el sótano donde se esconde John Sorel. El vestuario del mismo Ferrari también acude a los grises solo hay un poco de color en el personaje de Vera Boronel que parece pertenecer a otra clase social y que es, en definitiva, la única que consigue la ansiada visa.
Gonzalo Córdoba acierta con la iluminación y el cambio de colores para las escenas de sueños son perfectos. Marina Svartzman diseñó adecuados movimientos coreográficos para los solistas.
El maestro Justin Brown en la dirección musical efectuó un esmerado trabajo de concertación, con muy buena respuesta de la Orquesta Estable. Quizás en algunos momentos el volumen orquestal tapó un poco a los cantantes pero ello no va en desmedro de una muy buena versión musical.
Triunfadora absoluta de la velada fue la soprano Carla Filipcic Holm que compuso a Magda Sorel con extraordinaria gama de matices, perfección vocal y credibilidad actoral.
Adriana Mastrángelo fue una Secretaria del Consulado vocalmente ajustada y precisa a lo que se sumó su natural elegancia y su caracterización exacta del personaje.
Leonardo Neiva (John Sorel) así como Héctor Guedes (Agente de la Policía Secreta) cumplieron a la perfección con las exigencias de estos breves pero sustanciales personajes.
Virginia Correa Dupuy compuso a la madre de John con convicción escénica y veteranía vocal.
Dieron realce a sus partes y formaron un conjunto homogéneo y compenetrado Pablo Urban (el mago Nika Magadoff), Rocío Arbizu (Vera Boronel), Alejandro Spies (Mr. Kofner), Marisu Pavón (Mujer Extranjera) y Marina Silva (Anna Gómez). Mientras que en el breve rol de Assan Sebastián Sorarrain dio muestra, nuevamente, de su valía.