Asì bailan todos
por Gustavo Gabriel Otero
Anne Teresa De Keersmaeker busca una simbiosis entre opere y danza en su puesta de Così fan tutte.El elenco vocal es homogéneo y de cantantes jóvenes que se plegaron a la plasticidad de los movimientos.
PARIS, 14/10/2017 - La apuesta de unir íntimamente canto y danza dentro en una obra lírica ya fue intentado en otras ocasiones tanto por Pina Baush con Orfeo y Euridice de Gluck como por Sasha Waltz con Dido y Eneas de Purcell, entre otras tantas óperas y coreógrafos. Esta puesta de Così fan tutte firmada por la coreógrafa Anne Teresa De Keersmaeker busca una simbiosis sin que la danza se anteponga al canto sino que los movimientos dupliquen, subrayen o complementen las acciones dramáticas, el texto o el canto. Naturalmente que la idea de doblar cantantes de ópera por bailarines no es nueva en sí misma, pero rara vez ha sido llevada al extremo como en este caso, con los dos protagonistas de cada personaje siempre en la escena desde el comienzo del espectáculo.
La caja escénica del Palacio Garnier está pintada enteramente de blanco y totalmente vacía, salvo siete paneles transparentes a cada lado, una pequeña mesa de apoyo con bebidas a la izquierda del espectador adelante y otra en el fondo a la derecha. La iluminación, firmada por Jan Versweyveld al igual que la escenografía, es casi siempre blanca y en muy pocos momentos cambian las tonalidades. Todo el color está dado por el vestuario diseñado por An D’Huys, de apariencia levemente contemporánea salvo Don Alfonso quien viste más cercano a la época de la acción así como el coro y las chaquetas militares de Guglielmo y Ferrando. El vestuario de los protagonistas va mutando y así se usan el negro, el amarillo, el blanco, el violeta, el rosa, el azul, el rojo, el verde, el naranja, el celeste y el dorado.
El boceto coreográfico es geométrico, con sus paralelos y sus simetrías, en algunos momentos los personajes no interactúan entre si, en otros los movimientos son iguales y en otros opuestos.
La segura dirección orquestal, desde el clave, de Marius Stieghorst concreta una versión ligera, con vuelo, ágil. La respuesta de la Orquesta se pliega a la sutileza Mozartiana a la perfección y el equilibrio entre el foso y la escena está siempre asegurado.
El elenco vocal es homogéneo y de cantantes jóvenes que se plegaron a la plasticidad de los movimientos ideados por De Keersmaeker.
La soprano sueca Ida Falk-Winland es una Fiordiligi de porte principesco que resuelve con inteligencia, perfecta articulación y buen gusto los escollos de una partitura muy ardua y con exigencias en todo el registro. Su musicalidad, es inmaculada, llega al agudo con facilidad y su grave es razonable. Mientras que la Dorabella de Stephanie Lauricella es segura, compenetrada y eficaz. Su color vocal contrasta o se amalgama con el de su ‘hermana’ Fiordiligi de manera perfecta
Con bella emisión, potentes agudos y sutileza canora encarnó a Ferrando el tenor Cyrille Dubois. Con tintes belcantistas entonó con delicadeza el aria ‘Un'aura amorosa’ con una interpretación para recordar por el manejo del aire y la seguridad canora. Mientras que el barítono francés Edwin Crossley-Mercer en Guglielmo mostró amplias condiciones vocales, registro pleno y parejo, canto sólido y muy bien timbrado.
La soprano húngara Maria Celeng como Despina derrochó simpatía y calidad vocal y Simone Del Savio (Don Alfonso) demostró aplomado desempeño, buen canto a la italiana y un registro seductor.
En sus breves intervenciones el Coro, preparado para la ocasión por Alessandro Di Stefano, cumplió con eficacia.
foto C. Pele/Opéra de Paris
Opéra National de París. Palacio Garnier. Wolfgang A. Mozart: Così fan Tutte. Ópera en dos actos. Libreto de Lorenzo da Ponte. Anne Teresa De Keersmaeker, dirección escénica y coreografía. Jan Versweyveld, escenografía e iluminación. Jan Vandenhouwe, dramaturgia. An D’Huys, vestuario. Ida Falk-Winland (Fiordiligi), Stephanie Lauricella (Dorabella), Cyrille Dubois (Ferrando), Edwin Crossley-Mercer (Guglielmo), Maria Celeng (Despina), Simone Del Savio (Don Alfonso). Bailarines de la Compañía de Danza Rosas: Cynthia Loemij (Fiordiligi), Samantha van Wissen (Dorabella), Michaël Pomero (Guglielmo), Julien Monty (Ferrando), Marie Goudot (Despina) y Boštjan Antončič (Don Alfonso). Orquesta y Coro Estable de la Opéra National de París. Director del Coro: José Luis Basso, preparación del Coro: Alessandro Di Stefano. Dirección Musical: Marius Stieghorst.