Estrellas en el Colon
por Gustavo Gabriel Otero
Dentro de una Gira Sudamericana la soprano Anna Netrebko acompañada por su marido el tenor Yusif Eyvazoy y bajo la dirección del maestro Jader Bignamini ofrecieron dos conciertos en el Teatro Colón de Buenos Aires que marcaron el debut de los tres artistas en esa sala. Noche sin dudas inolvidable pero que nos lleva a preguntarnos: ¿Volverán a presentarse en el Colón?
Buenos Aires, 15 de agosto de 2018 - Dentro de una Gira Sudamericana que incluyó presentaciones en Santiago de Chile, San Pablo (Brasil) y Lima (Perú) la soprano Anna Netrebko acompañada por su marido el tenor Yusif Eyvazoy y bajo la dirección del maestro Jader Bignamini ofrecieron dos conciertos con idéntico programa en el Teatro Colón de Buenos Aires que marcaron el debut de los tres artistas en esa sala.
Las presentaciones en Buenos Aires –la que reseñamos fue la segunda- se diseñó un programa de cuidada simetría: dúos en los inicios y finales del programa y dos arias para cada uno en cada parte, que permitieron apreciar a los artistas en distintas facetas. Cinco fragmentos puramente orquestales –las oberturas de Nabucco y La forza del destino de Verdi, los intermezzos de Cavalleria Rusticana de Mascagni y de Manon Lescaut de Puccini y un breve momento musical de Carmen de Bizet- fueron intercalados en el curso de la noche que se centró en la ópera italiana.
No es fácil escribir algo novedoso sobre Anna Netrebko sino que lo único que se puede hacer es repetir lo que todos los medios del mundo han dicho de la soprano nacida en Krasnodar (Rusia) en 1971: volumen exuberante, dicción sin mácula, seguridad musical, agudos brillantes, armónicos perfectos, graves apabullantes, pianísimos de sueño y fraseo admirable.
De las cuatro arias escuchadas sin dudas lo mejor de la noche fue su electrizante Lady Macbeth en su gran escena “Nel dì della vittoria… Vieni, t’affretta… Or tutti, sorgete” de Macbeth. No le fue a la zaga en perfección y matices su “Pace, pace mio dio…”. Sus momentos solistas también incluyeron “Stridono lassù…” de Pagliacci que recordó sus inicios como soprano más ligera para concluir con un “Vissi d’arte” de Tosca de absoluta antología.
A su lado no defrauda Yusif Eyvazov un tenor de razonable técnica, muy buen volumen, registro amplio y agudo seguro y poderoso. Se le puede achacar seguramente falta de matices, alguna desprolijidad en la emisión y un color poco atractivo pero cumple con su cometido con algo más que dignidad. Así pasó un “Ah! sì, ben mio…” de adecuados acentos y una “Di quella pira” de Il trovatore de arrolladora fuerza y potencia. Convincente en “Cuando le sere al placido” de Luisa Miller, eficaz en “Colpito qui m´avete…Un di all´azzurro spazio “ de Andrea Chénier y compenetrado en “E lucevan le stelle” de Tosca.
En los cuatro dúos que integraron el programa las voces se amalgamaron adecuadamente pero sin duda se dejó en claro la superioridad de Netrebko frente a Eyvasov. Adecuados ambos en “Già nella notte densa” de Otello, festivos en la breve y más adecuada para los bises “Libiam ne’ lieti calici…” de La Traviata, irregular Eyvazov y deslumbrante Netrebko en el fragmento “Vogliatemi bene …” de Madama Butterfly, para finalizar con una impactante escena final de Andrea Chenier (“Vicino a te”).
La Orquesta Estable fue adecuado soporte de los solistas y resultó razonable en los momentos puramente orquestales. Jader Bignamini condujo con mano segura a la orquesta y fue el puntal requerido por la estrella y su marido para sus intervenciones.
Las ovaciones del público trajeron los bises: primero un clásico en los recitales de Netrebko “Heia, heia in den Bergen”, primera escena del personaje Silva Varescu de la opereta ‘Die Csárdásfürstin’ (La princesa gitana o La princesa de las csárdás) de Emmerich Kálmán con baile de la diva incluido. Luego un infaltable de este tipo de veladas: "Nessun dorma", de Turandot, de Puccini por Eyvazov, cantado a toda potencia, con alguna entrada fuera de tiempo y con espectaculares agudos. Y como final una versión a dúo de “O sole mio” de Eduardo di Capua que como en muchas partes del concierto incluyó un pequeño juego escénico.
Noche sin dudas inolvidable pero que nos lleva a preguntarnos: ¿Volverán a presentarse en el Colón o pasará como con casi todas estrellas contemporáneas que sólo vienen una vez en su carrera?