Esperando por Adina
por Gustavo Gabriel Otero
Buenos Aires, 23 de julio de 2022 - En paralelo con su participación en la producción de L’Elisir d’amore, que ofrecerá en agosto de este año el Teatro Colón, se presentó dentro del Ciclo ‘Grandes Intérpretes´ la soprano norteamericana Nadine Sierra que, en este su debut en la Argentina, cautivó al público porteño por su simpatía, su carisma, su capacidad expresiva, su belleza vocal y su exquisita musicalidad.
La noche se inició con una impactante versión del Vals de Julieta –‘Ah! Je veux vivre!’- de Rómeo et Juliette de Gounod para continuar con ‘Arpa gentil che fida’ de Il viaggio a Reims de Gioacchino Rossini. En ambas composiciones Nadine Sierra demostró su calidad vocal y su refinamiento belcantista.
En el ecléctico repertorio elegido junto a su maestro, repertorista y pianista acompañante Kamal Khan -que de alguna manera muestra todas las potencialidades de la joven soprano norteamericana de ascendencia portorriqueña, italiana y portuguesa- le siguieron cinco canciones de Richard Strauss. Así pasaron magníficas, intimistas y refinadas versiones de ´’Allerseelen’, ‘Ständchen’, ‘Morgen’, ‘Wiegenlied’ y ‘Cäcilie’, que demostraron acabadamente la excelencia de la cantante y su extraordinario registro con graves bien moldeados, bello centro y agudos perfectamente timbrados.
La primera parte se cerró con una electrizante versión de ‘E strano…sempre libera’, de La Traviata de Verdi. La capacidad comunicativa, el perfecto manejo de la coloratura, y el control de su respiración que le permite agudos, sobreagudos, filados y pianísimos deslumbraron al público que la ovacionó merecidamente.
En todo momento el pianista Kamal Khan fue un acompañante de lujo en toda la primera arte como lo sería durante todo el recital.
La segunda parte se inició con el aria ‘Depuis le jour’ de Luise de Charpentier. Kamal Khan acometió solo en el escenario la introducción del fragmento para que la soprano ingrese luego. Pero la entrada de Nadine Sierra, con un precioso vestido amarillo que resaltaba su natural belleza, hizo que el público estallara en aplauso y se perdiera el efecto planeado. En lo estrictamente interpretativo nuevamente la soprano brilló por la sutileza de su versión, aunque es mejorable su dicción francesa.
En esta parte el único fragmento operístico fue el de Luise ya comentado, y el recorrido siguió por composiciones españolas, portuguesas, brasileras y norteamericanas que fueron ofrecidas a puro carisma y calidad.
Así interpretó las tres canciones del ciclo Homenaje a Lope de Vega de Joaquín Turina con adecuada pero mejorable dicción española, y tres páginas de Leonard Bernstein: ‘Somewhere’ y ‘I feel pretty’ de West Side Story y ‘A julia de Burgos’. Conmovedora en la primera, brillante en la segunda -que además pareció una declaración de principios dado el carisma y la hermosura de la intérprete- y una refinada versión de la tercera.
Los dos fragmentos en portugués permitieron conocer otra faceta del repertorio. Con exquisita sensualidad la versión de ‘Melodía Sentimental’ de Villa-Lobos y plena de magia la de ‘Engenho Novo’ de Ernani Braga.
Con ‘Me llaman la primorosa’ de El barbero de Sevilla de Gerónimo Giménez se cerró con brillo el heterogéneo recital.
La insistencia del público logró cuatro obras fuera de programa: una impactante ‘Sì, mi chiamano Mimi’ de La Boheme de Puccini de refinada sutileza, una fina versión de ‘La rosa y el Sauce’ de Carlos Guastavino interpretada como homenaje a la Argentina, un exquisito fragmento musical de Kismet de Robert Wright y George Forrest: ‘Stranger in Paradise’; y para cerrar un clásico de los bises de las sopranos: ‘O mio babbino caro’ de Gianni Schicchi de Puccini. Con las interminables ovaciones del público Nadine Sierra se despidió visiblemente emocionada y la sala se retiró aguardando con ansias su próxima Adina en L’elisir d’amore.